En los días más tristes
vienes tú y me sorprendes
con una simple mirada de las tuyas,
un te amo en un momento inesperado,
con una conversación tonta
o un susto en plena oscuridad.
Y son tonterías,
pero me hacen la vida más fácil.
Brota de mi cara
una gran sonrisa de niña que delata todo
lo que siento por ti.
Y es que no hay nada que
se pueda comparar a ti...
Fue una simple casualidad
el conocernos y,
la verdad es que
es la mejor casualidad de toda mi vida.
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